viernes, 4 de mayo de 2007

EL ESCRITOR


"Después de comer estuvo limpiando la cocina. Cuando hubo fregado hasta el último plato, contempló aquel espacio . En un rincón, junto a la puerta, se abría un agujero del tamaño de media corona . Halló una piececita de hojalata y la clavó tapando el agujero de modo que nada pudiera entrar ni salir por él. Se puso el abrigo y salió en dirección del mar y los montes.
De la irrumpiente marea saltaban quebradas las aguas hasta caer y encharcar las hendiduras de las rocas. Descendió hasta el semicírculo de la playa y los racimos de conchas no se rompían con sus pisadas. Sintió en un costado los latidos del corazón y volvió la mirada hacia el punto en que las rocas mayores trepaban desafiantes hacia los prados. Y allí, al pie del acantilado, le hacía frente la sonrisa dibujada en el rostro ovalado de la mujer. La espuma salpicaba su cuerpo desnudo y por entre los pies le corrían ligeras volutas de agua marina. Levantó la mujer la mano y se llegó hasta donde ella estaba."
- "Qué tranquilo es este lugar - dijo ella contemplando la oscura acometida del mar en la ribera- ¿Es siempre así?
- Cuando son aguas de tormenta , no - contestó - . los niños juegan por el monte y los enamorados bajan a las orillas.
El atardecer se tornó noche tan de repente que en el mismo lugar que ella ocupaba se alzaba ahora una sombra lunar. La tomó de la mano y juntos corrieron hacia la casa.
- Antes de llegar yo , estabas muy solo- dijo ella.
Contra el hogar crepitó una brasa y él se echó hacia atrás y un movimiento de las manos mostró su susto.
- Te asustas con facilidad - dijo ella- . A mi no me asusta nada.
Pero repensó sus palabras y entonces dijo con voz queda:
- Tal vez un día no tenga piernas con que andar ni manos con que tocar ni corazón bajo el pecho.
- Mira las estrellas - dijo él- . Forman en el cielo una figura. Son letras que componen una palabra. Alguna noche levantaré la vista y leeré la palabra.
Pero ella le besó y apaciguó su temor.
Durmieron abrazados la primera noche, unidos en la oscuridad. Las sombras, perdida su antigua deformidad, se habían perfilado y recortado con la presencia de la mujer".( )
"Las cosas reales e irreales mudaban de lugar y , cuando un pájaro rompió en un trino , sintió que en aquella garganta se escondía un balbuceo de primavera.
Ella se alejó de su presencia con una sonrisa donde aún se dibujaba una pregunta y pasando la cresta de una loma, desapareció por la semioscuridad en que la figura contorneada de una casa de campo semejaba otra mujer (...)
Contemplando las estrellas se hizo de noche. El viento cortaba la noche nueva. Muy de improviso se oyen los gritos de un pájaro sobrevolando la espesura y el ulular hambriento de una lechuza en el lejano bosque".
"La mujer no estaba sentada junto al fuego, plegado el vestido y sonriente, según la había imaginado. Pronunció su nombre desde la escalera. Se acercó hasta el dormitorio vacío y luego la llamó por el jardín. Había desaparecido y todo el misterio de su presencia había dejado tras de sí el ámbito del hogar".
"Escribió en el papel sin saber lo que escribía, aterrado ante la mirada de las palabras inolvidables"
" Y esto es todo cuanto fue: había nacido una mujer, no de unas entrañas, sino de un alma y de una idea. Y aquel que de la nada le había dado el ser amó su obra y la obra le amó a él"


"El Visitante y otras historias"

Dylan Thomas

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