martes, 3 de enero de 2012

2012

Pongamos que la semana pasada me propuse convertir cada momento del próximo año en una ilusión,  en un sueño a cumplir, en una curiosidad,en un aprendizaje, en un reparar los errores, en un gesto de amor , en un esfuerzo , en un esquivar lo falso , en una ayuda , en una sonrisa , en saberme estar calladita  unas veces, y en ser buena escuchadora en otras, en un poquito más de aire en los pulmones, y en sólo una pizca más de postre...

Estoy en éllo, pero tened paciencia ya me he dado cuenta en poco tiempo de que no calculé bién mis posibilidades, ni el desgaste de energía que provocan los imprevistos, ni el poder desalentador de las desilusiones.
Mantener ese nivel de positivismo, es francamente agotador.
  
Así que haciendo recuento y ciñéndome a un par de cosas importantes, puedo afirmar que he resuelto mantener dos propósitos.


Prometo no abandonar a los pájaros de mi cabeza.

 Y prometo aprender finalmente a patinar.