miércoles, 30 de mayo de 2007

MIS DÍAS EN UN CUADRO

" Ophelia"
Jhon William Waterhouse


"A quien en la ciudad estuvo largo tiempo

confinado, le es dulce contemplar la serena

y abierta faz del cielo, exhalar su plegaria

hacia la gran sonrisa del azul.

¿Quién más feliz, entonces, si, con el alma alegre,

se hunde, fatigado, en la blanda yacija

de la hierba ondulante y lee una acabada,

una gentil historia de amor y languidez?

Si, atardecido, vuelve al hogar, ya en su oído

la voz de Filomela, y acechando sus ojos

la fúlgida carrera de una pequeña nube,

lamenta el deslizarse del presuroso día,

desvanecido como la lágrima de un ángel

que cae por el éter claro, calladamente."

"A Quién en la Ciudad"

Jhon Keats


*Voy a dejarme llevar hasta una pintura de John William Waterhouse. Voy a perderme en ella unos días.

jueves, 24 de mayo de 2007

DESPIERTA ENTRE GIGANTES DORMIDOS

© MK

" Osiride Addormentato"
Igor Mitoraj

"A mano amada,
cuando la noche impone su costumbre de insomnio
y convierte
cada minuto en el aniversario
de todos los sucesos de una vida;
allí,
en la esquina más negra del desamparo, donde
el nunca y el ayer trazan su cruz de sombras,
los recuerdos me asaltan.

Unos empuñan tu mirada verde,
otros
apoyan en mi espalda
el alma blanca de un lejano sueño,
y con voz inaudible,
con implacables labios silenciosos,
¡el olvido o la vida!,
me reclaman.

Reconozco los rostros.
No hurto el cuerpo.

Cierro los ojos para ver
y siento
que me apuñalan fría,
justamente,
con ese hierro viejo:
la memoria"

"A Mano Amada"

Angel Gonzalez

martes, 22 de mayo de 2007

SWEET COHEN




© MK

*para escuchar: YouTube - Leonard Cohen - "Suzanne" - Germany, 1979

78
"Fue hace algún tiempo
cuando yo todavía fumaba cigarrillos,
cuando dejaba plantadas a las mujeres,
y hacía mis compras en Le Chateau,
cuando yo era aún
el más dulce de los cantantes..."

60
"Me haré viejo,
la fotografía se hará vieja.
Moriré,
la fotografía irá a parar a un museo.
Estudiad a los que están desnudos.
Ellos también envejecen,
incluso los que han sido abandonados.
La fotografía te hace ver que
la forma que tienes de abrazar a tu chica
está pasada de moda."


"La Energía de los Esclavos"
Leonard Cohen


*Yo era una cría , llevaba una chaqueta de cuadros , una mochila y una cámara Topcon , y un montón de carretes en blanco y negro. Era Noviembre y había viajado a Alemania a visitar a unos amigos que vivían en una gran casa cerca de Friburgo. Creo que nunca había oído hablar de Leonard Cohen hasta entonces. Una noche fuimos a un concierto , en una sala de la universidad. Me senté en el suelo , a un par de metros de donde él estaba medio sentado en un taburete. Hice estas fotos. Perdí los negativos durante años y luego los encontré. Pensé en retocarlos y mejorar su calidad. Los volví a olvidar . Hace unos meses los encontré otra vez. Algo que había leído por ahí me hizo buscarlos de nuevo. Creo que están bien como están. Estas fotografías no formarán nunca parte de un museo. Estas forman parte de mi vida.Están bien así.

domingo, 20 de mayo de 2007

TAMBIÉN PUDIERA SER


        Pintura: ROSA FORCADA

© MK
También pudiera ser
que huyéramos hacia el azul
con rumbo a un atolón
perdido en los mares del sur,
y allí te construiría
con corales y bambú
una cabaña bajo
un silencioso alud
de blanca luz.

Veríamos junto a las olas
a Daniel Defoe
bebiendo con John Silver
un barril de viejo ron,
a Robert Louis Stevenson
con una leve tos
jugándose a Maureen O'Hara
al dominó
con Robinson.

Y el tesoro de la isla
yace bajo algunas rimas
en la cumbre prohibida
de Vaea, en Vailima.

Baroja y Joseph Conrad
raptarían a Melville
para ponerlo a salvo
de la airada Moby Dick;
con Shanti Andía bailaría
un tamouré Lord Jim,
cantado por Jacques Brel
desde su Plat Pays
en Tahití.

Del brazo irían Garfio
y Don Ramón del Valle-Inclán,
colgados de una nube
del Mar de Nunca jamás,
y el feo Bradomín,
católico y sentimental,
daría sus dos brazos
por poder volar
con Peter Pan.

Y el tesoro de la isla
yace bajo algunas rimas
en la cumbre prohibida
de Vaea, en Vailima.

En la familia Robinson
habría un niño más,
el Pequeño Salvaje
que soñara Marryat;
perdido entre una flor
y una vahiné de Paul Gauguin,
Jonathan Wyss escribiría
con champán:
Felicidad.

En la taberna de Colón
sería carnaval,
Salgari se disfrazaría
de Capitán Grant,
de carabela, Verne,
de Jack London, Sandokán,
de Yvonne de Carlo, tú,
yo, de lobo de Mar,
o de Simbad.

Y el tesoro de la isla
yace bajo algunas rimas
en la cumbre prohibida
de Vaea, en Vailima.

"Vailima"
Luis Eduardo Aute

jueves, 17 de mayo de 2007

RATONCITOS MUERTOS



© MK

"Había una vez...
...Una pequeña ciudad al norte de Alemania, llamada Hamelin. Su paisaje era placentero y su belleza era exaltada por las riberas de un río ancho y profundo .
Pero... un día, la ciudad se vio atacada por una terrible plaga: ¡Hamelin estaba lleno de ratas!
Había tantas y tantas que se atrevían a desafiar a los perros, perseguían a los gatos, sus enemigos de toda la vida; se subían a las cunas para morder a los niños allí dormidos y hasta robaban enteros los quesos de las despensas para luego comérselos, sin dejar una miguita. ¡Ah!, y además... Metían los hocicos en todas las comidas, husmeaban en los cucharones de los guisos que estaban preparando los cocineros, roían las ropas domingueras de la gente, practicaban agujeros en los costales de harina y en los barriles de sardinas saladas, y hasta pretendían trepas por las anchas faldas de las charlatanas mujeres reunidas en la plaza, ahogando las voces de las pobres asustadas con sus agudos y desafinados chillidos.
¡La vida en Hamelin se estaba tornando insoportable!
...Pero llegó un día en que el pueblo se hartó de esta situación. Y todos, en masa, fueron a congregarse frente al Ayuntamiento.
No hubo manera de calmar los ánimos de los allí reunidos.
-¡Abajo el alcalde! -gritaban unos.
-¡Ese hombre es un pelele! -decían otros.
-¡Que los del Ayuntamiento nos den una solución! -exigían los de más allá.
-Pero, ¿qué se creen? -vociferaban-. ¡Busquen el modo de librarnos de la plaga de las ratas! ¡O hallan el remedio de terminar con esta situación o los arrastraremos por las calles! ¡Así lo haremos, como hay Dios!
Al oír tales amenazas, el alcalde y los concejales quedaron consternados y temblando de miedo.
¿Qué hacer?
Una larga hora estuvieron sentados en el salón de la alcaldía discurriendo en la forma de lograr atacar a las ratas. Se sentían tan preocupados, que no encontraban ideas para lograr una buena solución contra la plaga.
Apenas se hubo extinguido el eco de la última palabra, cuando todos los reunidos oyeron algo inesperado. En la puerta del Concejo Municipal sonaba un ligero repiqueteo.
Los ediles no respondieron, pero el repiqueteo siguió oyéndose.
-¡Pase adelante el que llama! -vociferó el alcalde, con voz temblorosa y dominando su terror.
Y entonces entró en la sala el más extraño personaje que se puedan imaginar.
Llevaba una rara capa que le cubría del cuello a los pies y que estaba formada por recuadros negros, rojos y amarillos. Su portador era un hombre alto, delgado y con agudos ojos azules, pequeños como cabezas de alfiler. El pelo le caía lacio y era de un amarillo claro, en contraste con la piel del rostro que aparecía tostada, ennegrecida por las inclemencias del tiempo.
Alcalde y concejales le contemplaron boquiabiertos, pasmados ante su alta figura y cautivados, a la vez, por su estrambótico atractivo.
El desconocido avanzó con gran simpatía y dijo:
-Perdonen, señores, que me haya atrevido a interrumpir su importante reunión, pero es que he venido a ayudarlos. Yo soy capaz, mediante un encanto secreto que poseo, de atraer hacia mi persona a todos los seres que viven bajo el sol. Lo mismo da si se arrastran sobre el suelo que si nadan en el agua, que si vuelan por el aire o corran sobre la tierra. Todos ellos me siguen, como ustedes no pueden imaginárselo. Las gentes me conocen como el Flautista Mágico.
En tanto lo escuchaban, el alcalde y los concejales se dieron cuenta que en torno al cuello pendía una flauta. También observaron que los dedos del extraño visitante se movían inquietos, al compás de sus palabras, como si sintieran impaciencia por alcanzar y tañer el instrumento que colgaba sobre sus raras vestiduras.
El flautista continuó hablando así: -Tengan en cuenta, sin embargo, que soy hombre pobre. Por eso cobro por mi trabajo. El año pasado libré a los habitantes de una aldea inglesa, de una monstruosa invasión de murciélagos, y a una ciudad asiática le saqué una plaga de mosquitos que los mantenía a todos enloquecidos por las picaduras. Ahora bien, si los libro de la preocupación que los molesta, ¿me darían un millar de florines?
-¿Un millar de florines? ¡Cincuenta millares!- respondieron a una el asombrado alcalde y el concejo entero.
Poco después bajaba el flautista por la calle principal de Hamelin. Llevaba una fina sonrisa en sus labios, pues estaba seguro del gran poder que dormía en el alma de su mágico instrumento.
De pronto se paró. Tomó la flauta y se puso a soplarla, al mismo tiempo que guiñaba sus ojos de color azul verdoso. Chispeaban como cuando se espolvorea sal sobre una llama.
Arrancó tres vivísimas notas de la flauta.
Al momento se oyó un rumor. Pareció a todas las gentes de Hamelin como si lo hubiese producido todo un ejército que despertase a un tiempo. Luego el murmullo se transformó en ruido y, finalmente, éste creció hasta convertirse en algo estruendoso.
¿Y saben lo que pasaba? Pues que de todas las casas empezaron a salir ratas. Lo mismo las ratas grandes que los ratones chiquitos. Padres, madres, tías y primos ratoniles . Familias enteras de tales bichos se lanzaron en pos del flautista, sin reparar en charcos ni hoyos.
Y el flautista seguía tocando sin cesar, mientras recorría calle tras calle. Y en pos iba todo el ejército ratonil danzando sin poder contenerse. Y así bailando, bailando llegaron las ratas al río, en donde fueron cayendo todas, ahogándose por completo.
Sólo una rata logró escapar. Era una rata muy fuerte que nadó contra la corriente y pudo llegar a la otra orilla. Corriendo sin parar fue a llevar la triste nueva de lo sucedido a sus parientes de otra ciudad.
-Igual os hubiera sucedido a vosotras. En cuanto llegaron a mis oídos las primeras notas de aquella flauta no pude resistir el deseo de seguir su música. Era como si ofreciesen todas las golosinas que encandilan a una rata. Imaginaba tener al alcance todos los mejores bocados; me parecía una voz que me invitaba a comer a dos carrillos, a roer cuanto quería, a pasarme noche y día en eterno banquete, y que me incitaba dulcemente, diciéndome: "¡Anda, atrévete!" Cuando recuperé la noción de la realidad estaba en el río y a punto de ahogarme como las demás. ¡Gracias a mi fortaleza me he salvado!
Esto asustó mucho a las ratas que se apresuraron a esconderse en sus agujeros. Y, desde luego, no volvieron más a Hamelin.
¡Había que ver a las gentes de Hamelin!
Cuando comprobaron que se habían librado de la plaga que tanto les había molestado, echaron al vuelo las campanas de todas las iglesias, hasta el punto de hacer retemblar los campanarios.
El alcalde, que ya no temía que le arrastraran, parecía un jefe dando órdenes a los vecinos:
-¡Vamos! ¡Busquen palos y ramas! ¡Hurguen en los nidos de las ratas y cierren luego las entradas! ¡Llamen a carpinteros y albañiles y procuren entre todos que no quede el menor rastro de las ratas!
Así estaba hablando el alcalde, muy ufano y satisfecho. Hasta que, de pronto, al volver la cabeza, se encontró cara a cara con el flautista mágico.
El flautista interrumpió sus órdenes al decirle:
-Creo, señor alcalde, que ha llegado el momento de darme mis mil florines.
¡Mil florines! ¡Qué se pensaba! ¡Mil florines!
El alcalde miró hoscamente al tipo extravagante que se los pedía.
-¿Mil florines... ?-dijo el alcalde-. ¿Por qué?
-Por haber ahogado las ratas -respondió el flautista.
-¿Que tú has ahogado las ratas? -exclamó con fingido asombro la primera autoridad de Hamelin, haciendo un guiño a sus concejales-. Ten muy en cuenta que nosotros trabajamos siempre a la orilla del río, y allí hemos visto, con nuestros propios ojos, cómo se ahogaba aquella plaga. Y, según creo, lo que está bien muerto no vuelve a la vida. No vamos a regatearte un trago de vino para celebrar lo ocurrido y también te daremos algún dinero para rellenar tu bolsa. Pero eso de los mil florines, como te puedes figurar, lo dijimos en broma. Además, con la plaga hemos sufrido muchas pérdidas... ¡Mil florines! ¡Vamos, vamos...! Toma cincuenta.
El flautista, a medida que iba escuchando las palabras del alcalde, iba poniendo un rostro muy serio. No le gustaba que lo engañaran con palabras más o menos melosas y menos con que se cambiase el sentido de las cosas.
-¡No diga más tonterías, alcalde! -exclamó-. No me gusta discutir. Hizo un pacto conmigo, ¡cúmplalo!
-¿Yo? ¿Yo, un pacto contigo? -dijo el alcalde, fingiendo sorpresa y actuando sin ningún remordimiento pese a que había engañado y estafado al flautista.
Sus compañeros de corporación declararon también que tal cosa no era cierta.
El flautista advirtió muy serio:
-¡Cuidado! No sigan excitando mi cólera porque darán lugar a que toque mi flauta de modo muy diferente.
Tales palabras enfurecieron al alcalde.
-¿Cómo se entiende? -bramó-. ¿Piensas que voy a tolerar tus amenazas? ¿Te olvidas que soy el alcalde de Hamelin? ¿Qué te has creído?
El hombre quería ocultar su falta de formalidad a fuerza de gritos, como siempre ocurre con los que obran de este modo.
Así que siguió vociferando:
-¡A mí no me insulta ningún vago como tú, aunque tenga una flauta mágica y unos ropajes como los que tú luces!
-¡Se arrepentirán!
El flautista dio media vuelta y se marchó de la plaza.
Empezó a andar por una calle abajo y entonces se llevó a los labios la larga y bruñida caña de su instrumento, del que sacó tres notas. Tres notas tan dulces, tan melodiosas, como jamás músico alguno, ni el más hábil, había conseguido hacer sonar. Eran arrebatadoras, encandilaban al que las oía.
Se despertó un murmullo en Hamelin. Un susurro que pronto pareció un alboroto y que era producido por alegres grupos que se precipitaban hacia el flautista, atropellándose en su apresuramiento.
Numerosos piececitos corrían batiendo el suelo, menudos zuecos repiqueteaban sobre las losas, muchas manitas palmoteaban y el bullicio iba en aumento. Y como pollos en un gran gallinero, cuando ven llegar al que les trae su ración de cebada, así salieron corriendo de casas y palacios, todos los niños de Hamelin . Iban tropezando y saltando, corriendo gozosamente tras del maravilloso músico, al que acompañaban con su vocerío y sus carcajadas.
El alcalde enmudeció de asombro y los concejales también.
Quedaron inmóviles como tarugos, sin saber qué hacer ante lo que estaban viendo. Es más, se sentían incapaces de dar un solo paso ni de lanzar el menor grito que impidiese aquella escapatoria de los niños.
No se les ocurrió otra cosa que seguir con la mirada, es decir, contemplar con muda estupidez, la gozosa multitud que se iba en pos del flautista.
Por fortuna, el flautista no parecía querer ahogar a los niños. En vez de ir hacia el río, se encaminó hacia el sur, dirigiendo sus pasos hacia la alta montaña, que se alzaba próxima. Tras él siguió, cada vez más presurosa, la menuda tropa.
-¡Nunca podrá cruzar esa intrincada cumbre! -se dijeron las personas mayores-. Además, el cansancio le hará soltar la flauta y nuestros hijos dejarán de seguirlo.
Mas he aquí que, apenas empezó el flautista a subir la falda de la montaña, las tierras se agrietaron y se abrió un ancho y maravilloso portalón. Pareció como si alguna potente y misteriosa mano hubiese excavado repentinamente una enorme gruta.
Por allí penetró el flautista, seguido de la turba de chiquillos. Y así que el último de ellos hubo entrado, la fantástica puerta desapareció en un abrir y cerrar de ojos, quedando la montaña igual que como estaba.
Sólo quedó fuera uno de los niños. Era cojo y no pudo acompañar a los otros en sus bailes y corridas.
A él acudieron el alcalde, los concejales y los vecinos, cuando se les pasó el susto ante lo ocurrido.
Y lo hallaron triste y cariacontecido.
Como le reprocharon que no se sintiera contento por haberse salvado de la suerte de sus compañeros, replicó:
-¿Contento? ¡Al contrario! Me he perdido todas las cosas bonitas con que ahora se estarán recreando. También a mí me las prometió el flautista con su música, si le seguía; pero no pude.
-¿Y qué les prometía? -preguntó su padre, curioso.
-Dijo que nos llevaría a todos a una tierra feliz, cerca de esta ciudad donde abundan los manantiales cristalinos y se multiplican los árboles frutales, donde las flores se colorean con matices más bellos, y todo es extraño y nunca visto. Allí los gorriones brillan con colores más hermosos que los de nuestros pavos reales; los perros corren más que los gamos de por aquí. Y las abejas no tienen aguijón, por lo que no hay miedo que nos hieran al arrebatarles la miel. Hasta los caballos son extraordinarios: nacen con alas de águila.
¡Pobre ciudad de Hamelin! ¡Cara pagaba su avaricia!
El alcalde mandó gentes a todas partes con orden de ofrecer al flautista plata y oro con qué rellenar sus bolsillos, a cambio de que volviese trayendo los niños.
Cuando se convencieron de que perdían el tiempo y de que el flautista y los niños habían partido para siempre, ¡cuánto dolor experimentaron las gentes! ¡Cuántas lamentaciones y lágrimas! ¡Y todo por no cumplir con el pacto establecido!
Luego fue grabada la historia en una columna y la pintaron también en el gran ventanal de la iglesia para que todo el mundo la conociese y recordasen cómo se habían perdido aquellos niños de Hamelin."

"El Flautista de Hamelin"
Hermanos Grimm

* Cuento un poco cruel -como todos los cuentos - y un poco largo , dedicado a todos los insomnes que a veces leen estas páginas.

domingo, 13 de mayo de 2007

SECCIÓN CLASIFICADOS


        Pintura: ROSA FORCADA

© MK

"Se necesitan médicos y enfermeras.
Así anuncian los periódicos.
Se necesitan sastres y modistas
¿Quien necesita poetas?

Donde encontrar un aviso que diga:
"Invitamos poeta a domicilio
porque se hizo intolerable
explicarse en el lenguaje común.
Necesitamos palabras hermosas,
estamos dispuestos a entregar el alma".

Deseo comprar finca.
Se necesitan vacas lecheras ".

" Avisos clasificados"
23 febrero 1916

Fedor Sologub

viernes, 11 de mayo de 2007

MERMELADA AGRIDULCE DE CEBOLLAS

© MK

*para escuchar: YouTube - Billie Holiday - Lover Man

Una cazuela grande de barro , una cuchara de madera, mejor muy usadas las dos.
Veintiocho cebollas.
Cuatro dientes de ajo.
Un vasito de aceite de oliva.
Un vasito de vinagre de manzana.
Una cucharada grande de sal.
Tres cucharadas de azúcar moreno.
Un pellizco de pimienta negra.
Tres pellizcos de pimienta de cayena.
Dos hojas de laurel.
Dos cervezas heladas.
Dos platos.
Dos cubiertos.
Dos copas .
Una botella de vino.
Una bolsa de quelitas.
Un pedacito de parmesano.
Un bote de olivas arbequinas.
Un amigo-a.
Un cd de Billie Holiday.
Una barquita.
Una caña de pescar.
Un mar .
Una isla.
Un atún que pasaba por allí.
Un verano.
Llegarse hasta la playa , o no.
Y una lluvia de estrellas de noche de San Lorenzo(Optativo).

miércoles, 9 de mayo de 2007

TERMINADO EL OTOÑO , TERMINADO EL INVIERNO

© MK
"A lo largo de los inviernos
Recuerdo los días lejanos de sol,
Cada uno fue irrepetible
Y se prolongó sin final.

Una absoluta alternación
Componía mal que bien
Aquellos días únicos , cuando
Nos parecía que el tiempo se iba.

Yo los recuerdo sin excepción:
Es casi la mitad del invierno,
Caminos húmedos , techos de lluvia,
El sol se calienta en los témpanos.

Y los amantes , como en un sueño ,
Se palpan uno al otro , presurosos,
Y en lo alto de los árboles
Sudan de calor las hojas secas.

La pereza con flecha soñolienta
Da vueltas en el cuadrante
El día se alarga más que el siglo
Y el abrazo no termina."

"Los Días Singulares"

Boris Pasternak

domingo, 6 de mayo de 2007

VESUBIO





"A mediados de agosto del año 79 después de Jesucristo se manifestaron los primeros indicios de una erupción del Vesubio, como ya había sucedido frecuentemente. En las primeras horas de la mañana , del día 24 , sin embargo , se vio claramente que se avecinaba una catástrofe jamás vivida.(...).
Empezó el fenómeno con una fina lluvia de ceniza que uno podía sacudirse de encima , luego cayeron los lapilli , como si fuese pedrisco , y después cayeron trozos de piedra pómez de muchos kilogramos de peso.Lenta y fatalmente se manifestó la temible envergadura del peligro. Pero entonces ya era demasiado tarde.Pronto quedó la ciudad envuelta en vapores de azufre que penetraban por las rendijas y hendiduras y se filtraban por las telas que las personas , al respirar cada vez con más dificultad , se ponían para cubrirse el rostro. Y corriendo , huían al exterior para lograr así la libertad de respirar el aire; pero las piedras les daban con tanta frecuencia en la cabeza , que retrocedían , aterrorizados. Apenas se habían refugiado de nuevo en sus casas , se derrumbaban los techos , dejándolos sepultados. Algunos , durante breve tiempo , conservaron la vida. Bajo los pilares de las escalinatas y las arcadas se quedaban acurrucados durante unos angustiosos minutos. Luego , volvían los vapores de azufre que los asfixiaban.
Al cabo de cuarenta y ocho horas el sol salió de nuevo. Pero ya Pompeya y Herculano habían dejado de existir. En un radio de dieciocho kilómetros , el paisaje quedó asolado , y los campos , antes fértiles , totalmente arrasados. Las partículas de ceniza se habían extendido hasta el norte de Africa , Siria y Egipto.
Del Vesubio sólo ascendía una débil columna de humo y de nuevo el cielo se tornaba azul."

"Dioses, tumbas y sabios"

C.W.Ceram

* Hace una semana , abrí una ventana de una habitación de hotel , en Napoles, caía una lluvia fina, que empeoraba el aspecto macilento de las calles.Una ciudad tan sucia, tan caótica y por lo mismo tan fértil, tan viva y tan hermosa. Delante de mi, dormido, envuelto en una neblina gris y antigua estaba ese mismo Vesubio. Como dando la espalda, como un monstruo vencido y cansado. Como alguien al que olvidaron, pero que no perdonaron. Como alguien encadenado por los siglos de los siglos. Como esos viejos osos de los circos .

COMO EL NIÑO QUE VUELVE DEL CAMPO

"La Espera".
"Lo primero es sentir que me invade el silencio.
Huyeron las palabras, las brillantes ideas,
y apenas, niño mudo, te indico con el dedo
un pájaro, una brisa, o el día, tan hermoso.

...Al fin, querría hablarte de cosas verdaderas.
Contarte como he visto volar las golondrinas,
hablarte de las pocas ciudades que conozco,
de los grises pasillos de mi piso de infancia,
sacar sueños antiguos del arca, como trajes
que quedaron pequeños, abrir los gruesos libros
de neblinosas fotos, los cromos del recuerdo
de horizontes con sierras y de tardes lluviosas.
Porque eso es lo que soy, mas bien que mis palabras:
una larga memoria, sonora y palpitante.

Y aunque apenas entiendo de las cosas del mundo,
tal vez pueda gustarte saber como es el tiempo
visto con otros ojos; y, además, es lo único
que saqué de mi vida: como el niño que vuelve
del campo, y que no trae nada que contar, sino
piedras y mariposas, y alguna lagartija..."
" Primer Poema de Amor"
José Maria Valverde
* A veces, me lo cruzaba en la Diagonal, camino de la Facultad de Historia. Siempre con un libro en la mano, medio doblado en el regazo, la mirada como quien te mira desde abajo, andando despacio, casi paseando. Me colaba de oyente en sus clases. Era mi primer curso en la universidad. Él, José Maria Valverde, que se sentía discípulo de Machado, estaba ya en los últimos años de docencia y daba clase de Teoría de las Ideas Estéticas en cuarto curso. Pero sus clases eran mucho, mucho más que eso.
Yo leía Emma de Jane Austen, que él había traducido en su juventud, y también los poemas de Emily Dickinson, y el Ulises de Joyce, que nunca he terminado de leer...y era un privilegio sentarse furtivamente allí, una mañana de invierno, si podías llegar a sentarte. A medida que avanzaba el curso, iba aumentando el número de alumnos, al final no cabía ni un alfiler en el aula . Siempre había alguien deseoso de contar la historia de aquella frase perfecta. 
"Nulla aesthetica, sine aethica.
 Ergo, apaga y vámonos"

viernes, 4 de mayo de 2007

EL ESCRITOR


"Después de comer estuvo limpiando la cocina. Cuando hubo fregado hasta el último plato, contempló aquel espacio . En un rincón, junto a la puerta, se abría un agujero del tamaño de media corona . Halló una piececita de hojalata y la clavó tapando el agujero de modo que nada pudiera entrar ni salir por él. Se puso el abrigo y salió en dirección del mar y los montes.
De la irrumpiente marea saltaban quebradas las aguas hasta caer y encharcar las hendiduras de las rocas. Descendió hasta el semicírculo de la playa y los racimos de conchas no se rompían con sus pisadas. Sintió en un costado los latidos del corazón y volvió la mirada hacia el punto en que las rocas mayores trepaban desafiantes hacia los prados. Y allí, al pie del acantilado, le hacía frente la sonrisa dibujada en el rostro ovalado de la mujer. La espuma salpicaba su cuerpo desnudo y por entre los pies le corrían ligeras volutas de agua marina. Levantó la mujer la mano y se llegó hasta donde ella estaba."
- "Qué tranquilo es este lugar - dijo ella contemplando la oscura acometida del mar en la ribera- ¿Es siempre así?
- Cuando son aguas de tormenta , no - contestó - . los niños juegan por el monte y los enamorados bajan a las orillas.
El atardecer se tornó noche tan de repente que en el mismo lugar que ella ocupaba se alzaba ahora una sombra lunar. La tomó de la mano y juntos corrieron hacia la casa.
- Antes de llegar yo , estabas muy solo- dijo ella.
Contra el hogar crepitó una brasa y él se echó hacia atrás y un movimiento de las manos mostró su susto.
- Te asustas con facilidad - dijo ella- . A mi no me asusta nada.
Pero repensó sus palabras y entonces dijo con voz queda:
- Tal vez un día no tenga piernas con que andar ni manos con que tocar ni corazón bajo el pecho.
- Mira las estrellas - dijo él- . Forman en el cielo una figura. Son letras que componen una palabra. Alguna noche levantaré la vista y leeré la palabra.
Pero ella le besó y apaciguó su temor.
Durmieron abrazados la primera noche, unidos en la oscuridad. Las sombras, perdida su antigua deformidad, se habían perfilado y recortado con la presencia de la mujer".( )
"Las cosas reales e irreales mudaban de lugar y , cuando un pájaro rompió en un trino , sintió que en aquella garganta se escondía un balbuceo de primavera.
Ella se alejó de su presencia con una sonrisa donde aún se dibujaba una pregunta y pasando la cresta de una loma, desapareció por la semioscuridad en que la figura contorneada de una casa de campo semejaba otra mujer (...)
Contemplando las estrellas se hizo de noche. El viento cortaba la noche nueva. Muy de improviso se oyen los gritos de un pájaro sobrevolando la espesura y el ulular hambriento de una lechuza en el lejano bosque".
"La mujer no estaba sentada junto al fuego, plegado el vestido y sonriente, según la había imaginado. Pronunció su nombre desde la escalera. Se acercó hasta el dormitorio vacío y luego la llamó por el jardín. Había desaparecido y todo el misterio de su presencia había dejado tras de sí el ámbito del hogar".
"Escribió en el papel sin saber lo que escribía, aterrado ante la mirada de las palabras inolvidables"
" Y esto es todo cuanto fue: había nacido una mujer, no de unas entrañas, sino de un alma y de una idea. Y aquel que de la nada le había dado el ser amó su obra y la obra le amó a él"


"El Visitante y otras historias"

Dylan Thomas

jueves, 3 de mayo de 2007

VIAGGIO A NAPOLI





"Lo que puedas hacer o soñar, ponte a hacerlo. La osadía está llena de genialidad, poder y magia"
Johann Wolfgang von Goethe